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COLAPSO CAPITALISTA

valle de Illapel

17 de Noviembre del 2017. Mucho se ha escrito sobre los inconvenientes que presenta el actual modelo económico capitalista. Sin embargo, desde varios años ya, la naturaleza ha dicho la última palabra. Ya no son las ideologías políticas tradicionales las que cuestionan el modelo neocapitalista, sin límites, sino que es la propia realidad imperante, la que se ha encargado de mostrar a la humanidad entera, el verdadero descenlace si se sigue con este tipo de economía que no respeta el entorno vital en el cual vivimos. Para refrescar la memoria, no olvidar que los intereses económicos han provocado los grandes desastres ecológicos en el planeta, como por ejemplo la explotación indiscriminada del recurso marino y la degradación de la biósfera con fines lucrativos; es decir, anteponer los intereses mesquinos de ganancias, por sobre el medio ambiente y su diversidad.



MERCADO SIN BIENES DE PRODUCCIÓN

Con el actual desarrollo económico no vamos a llegar a ninguna parte, al contrario, caeremos en un precipicio sin retorno. Los bienes son limitados en el tiempo y el espacio y, por consiguiente, no se puede rebasar dicho límite, es un principio básico de la economia. El crecimiento económico, como hasta ahora se ha concebido, ya no es un slogan a seguir, por la sencilla razón de que el costo de dicho desarrollo, no puede dañar los bienes limitados que nos provee la naturaleza. La mala utilización de la energía por la combustión, la tala indiscriminada de bosques, la contaminación ambiental producto de la actividad industrial, el cambio de uso de suelos y la energía nuclear para fines belicosos son la fiel representación de una cultura depredatoria del medio en el cual vivimos. En otras palabras, este paradigma de desarrollo económico a cualquier costo, debe necesariamente respetar su entorno, pues de no ser así, corre el riesgo real y evidente del colapso. El calentamiento global y sus consecuencias, son fruto de este despilfarro económico que ha redundado en una continua destrucción del medio ambiente. A esta velocidad ya no quedará más que pérdidas de vidas humanas y medios de producción, un negocio para nada viable. También ha fomentado la cultura de comprar y tirar (obsolescencia programada). Los defensores del modelo, señalan que debe privilegiarse el trabajo, el desarrollo económico. Esta generación puede que lo admita así, pero debe preguntarse ¿y nuestros hijos? Y por si fuera poco, en el futuro, en esta dinámica viciosa, con tanta destrucción, ¿habrá dónde trabajar? ¿En qué condiciones ambientales? ¿Qué calidad de alimentación habrá?.

ECONOMÍA SUSTENTABLE

La única respuesta aceptable ante este escenario oscuro, es una verdadera economía sustentable que efectivamente respete el medio ambiente donde se pueda desempeñar el hombre, sin entorpecer los procesos naturales que nos da nuestro planeta. Hay un dicho: “respeta, para que seas respetado”. Pues bien, no hemos respetado la naturaleza y, en consecuencia, ella misma, ahora no nos respetará (digamos, tiene que ajustarse), tan solo vea las noticias en los medios y verá la gran cantidad de catástrofes y pérdidas de vidas humanas que se están presentando a diario en todo el mundo. Es preciso aclarar que los dirigentes (públicos y privados), no sólo deben quedarse en el discurso de una economía sustentable, sino que deben realizar una conducta acorde con estos principios y estar a la altura de los requerimientos del medio ambiente. En otras palabras, no convertir este tema fundamental en sólo avisos publicitarios y una moda del siglo. Ante esta problemática han surgido nuevas teorías, como por ejemplo: la economía ecológica.